El Jardín del Príncipe de Anglona se encuentra en la plaza de la Paja, en la zona conocida como Madrid de los Austrias, uno de los principales focos turísticos de la capital. Constituye una de las escasas muestras de jardines nobiliarios del siglo XVIII que se conservan en la ciudad.
La historia de este conjunto ajardinado está vinculada a la del Palacio del Príncipe de Anglona, típica residencia nobiliaria del siglo XVIII situada entre las calles Segovia, San Andrés, San Pedro y Príncipe de Anglona de Madrid.
En el siglo XVIII fue habitado por Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pimentel, hijo del IX Duque de Osuna, Príncipe de Anglona, IX Marqués de Jabalquinto, Prócer del Reino y Senador vitalicio, quien ordenó la construcción de una pequeña zona de recreo junto a uno de los laterales de la casa palaciega. Su trazado se debe a un diseño de 1761 realizado por Nicolás Chalmandrier, quien proyectó un jardín de estilo neoclásico, con toques característicos de los jardines hispano-árabes.
Ocupa una superficie aproximada de 500 m², cuyo perímetro está cercado mediante una tapia de ladrillo, sobre la que descansa, en algunos tramos, una celosía.
Fue reformado por primera vez en 1776 por Vicente Barcenilla y más tarde, entre 1802 y 1803 por Antonio López Aguado, adaptándolo éste último a la moda neoclásica del momento. Sus famosos jardines tal y como lo encontramos hoy, fue un encargo de los Marqueses de la Romana a Javier de Winthuysen, pintor y diseñador de jardines.
Tras permanecer largos años cerrado y abandonado estuvo a punto de ser derribado, de no ser por unos promotores que lo adquirieron en 1987 y lo rehabilitaron. El jardín, que no tiene acceso directo desde el edificio, quedó en desuso y prácticamente abandonado. En la actualidad este ilustre caserón acoge viviendas particulares y en sus bajos locales comerciales.
En el siglo XVIII fue habitado por el príncipe de Anglona, quien ordenó la construcción de una pequeña zona de recreo junto a uno de los laterales de la casa palaciega. Su trazado se debe a un diseño de 1761 realizado por Nicolás Chalmandrier, quien proyectó un jardín de estilo neoclásico, con toques característicos de los jardines hispano-árabes.
El Jardín del Príncipe de Anglona se sitúa sobre un terraplén artificial, que salva el fuerte desnivel existente entre la plaza de la Paja y la calle de Segovia.
Ocupa una superficie aproximada de 500 m², cuyo perímetro está cercado mediante una tapia de ladrillo, sobre la que descansa, en algunos tramos, una celosía.
El jardín consta de tres áreas bien diferenciadas. El cuerpo central, el más importante, está dividido en cuatro cuadrantes, entre los cuales se abren varios caminos, realizados con ladrillos aparejados a sardinel. En la intersección de los mismos, aparece situada una fuente de reducidas dimensiones, labrada en granito. Está formada por una columna y una taza, que presentan relieves en espiral, a modo de columna salomónica.
Junto a la parte de la tapia que da la calle de Segovia, se extiende un paseo, arropado por una pérgola, que cuenta con una rosaleda. En una de las esquinas de la parcela, junto a la plaza de la Paja, se alza un cenador de hierro, que conforma la tercera de las áreas distinguidas.
En el año 2002 el Ayuntamiento de Madrid se hizo cargo del conjunto ajardinado y procedió a su reconstrucción, llevada a cabo por Lucía Serredi, permitiendo el acceso al público en horarios de visita determinados.
Este pequeño y secreto jardín encerrado por altas tapias y situado en la parte baja de la plaza de la Paja, está abierto como mirador a la calle de Segovia y constituye un sorprendente remanso de paz en el apretado y denso conjunto urbano del Madrid antiguo. Se trataba del jardín privado, hoy abierto al público, del colindante palacio del mismo nombre.